martes, 21 de noviembre de 2017

El maestro Juan Martínez que estaba allí


EL MAESTRO JUAN MARTÍNEZ QUE ESTABA ALLÍ, de M. Chaves Nogales 


Flamenco en la revolución de los sóviets
Por Juan Jorganes (prof. de Lengua Cast. y Literatura)


Manuel Chaves Nogales (Sevilla,1897- Londres, 1944) publicó en 1934 El maestro Juan Martínez que estaba allí. republicano y demócrata convencido, con una brillante carrera periodística, se exilió antes de la victoria fascista, primero a París y después a Londres.

La editorial Renacimiento ha ido rescatando su obra y recopilando textos periodísticos y relatos. Su biografía del torero Juan Belmonte le mantenía en la frontera dl olvido, si cruzarla del todo. Para que hoy su obra sea fácil de encontrar en las librerías, incluso en ediciones de bolsillo, han contribuido la iniciativa editorial, el interés del público por lo que, grosso modo, conocemos como memoria histórica y quien se considera el descubridor de un libro que califica de "crucial", Andrés Trapiello. Ese libro se titula A sangre y fuego (1937).

Para Trapiello, Chaves Nogales representa "la tercera España", la derrotada por los "hunos y los hotros", que dijo Unamuno. Ambas expresiones han alcanzado fortuna en amplios sectores de la opinión publicada, que han encontrado en ellas la vestimenta intelectual para tapar su tibieza antifranquista y su hostilidad contra la II República, o en quienes reparten culpas entre un Gobierno legítimo y unos golpistas con tal precisión que alcanzan siempre el equilibrio del cincuenta por ciento. Según Trapiello, Chaves Nogales perdió la guerra y la literatura, "a diferencia de la mayoría de sus colegas, que o bien ganaron la guerra o bien ganaron la literatura". Trapiello dixit y aquí se queda, que el maestro espera.  

¿Quién es el maestro Juan Martínez y qué hacía por allí? En las primeras líneas, el autor nos lo presenta como "mi viejo amigo", tiene cuarenta y tres años y vive en París. bailarín e hijo de bailarín, "había robado a Sole -una moza de pueblo, alegre y bonita como una onza de oro- y se había ido con ella a París de Francia". Con el nombre artístico de Los Martínez, "se ganaban la vida bailando por los cabarets de Montmartre". Una vez hechas las presentaciones en un par de páginas, toma la palabra Juan Martínez y él será quien nos cuente su peripecia por allí, es decir, por Moscú, Petrogrado y Kiev. Era el año 1917, eran los días de la Revolución de Octubre. Estamos, pues, de centenario.

Lo primero que llama la atención es que Chaves Nogales elija a ese narrador para contarnos la Revolución rusa y que lo haga en los años treinta, tan marcados ideológicamente, cuando la política europea caminaba entre truenos y relámpagos por caminos que se cubrirían por millones de muertos. 

martes, 23 de mayo de 2017

El libro de Gloria Fuertes.



EL LIBRO DE GLORIA FUERTES. ANTOLOGÍA DE POEMAS Y VIDA, de Jorge Cascante


Esto no es un libro, es una mujer.
Por Joaquín Pérez Blanes (profesor del Dpto. de Imagen y Sonido) 

Me sirvo de un verso de Gloria Fuertes para hablar de este libro. Aunque su forma rectangular, su espesor de páginas, su lomo grueso y rugoso, su cabeza, su pie, su ceja—¿sabían ustedes que los libros tienen partes humanas?—todo ello tiene el aspecto cotidiano de un libro y, sin embargo, su contenido es el de una mujer: poeta—que no poetisa—, oficinista, divertida, amargada, locuela, afligida, mohína, juguetona, florida, pajarera… Pongan un adjetivo y detrás estará Gloria Fuertes. Recobrarla era una necesidad, quizá, incluso, una obligación. Adoramos a tantos poetas masculinos y olvidamos a tantas mujeres poetas que deberíamos sonrojarnos. Suerte que ahora la editorial Blackie Books y la cuidadosa labor de antólogo e investigador de Jorge de Cascante, nos trae este libro desenfadado y sincero sobre Gloria Fuertes a través de la palabra, siempre juguetona, de la propia Gloria.

El libro posee tres virtudes: es la mejor biografía que se puede hacer sobre Gloria, es una antología muy completa y se nota el cariño y, por último, la dedicación en la edición del libro, así que todo son ganancias. Quien conozca la poesía, no solo la infantil, de la traviesa Gloria, puede utilizar este libro para refrescar sus versos y conocer su vida. Recobrar desde los versos más sencillos, que no simplones: “Pienso mesa y digo silla, / compro pan y me lo dejo, / lo que aprendo se me olvida, / lo que pasa es que te quiero”; hasta los más formales: “Algo me pasa que en mi pecho existe. / Vuelan hormigas y discurren peces. / Suena la sangre y el tambor convoca. / Hay un incendio cerca de mi pulso.” No olvidemos que perteneció al postismo—postsurrealismo, para entendernos—sin ser postista, más por su relación directa con el ingenioso e irreflexivo Carlos Edmundo de Ory que por convicción propia. Poco importa, su poesía es inclasificable porque solo Gloria puede ser Fuertes. Ella buscó el verso y el reverso en la poesía y en las palabras buscó el cariño y el significado, jugaba a ser poeta y era poeta de guardia, como ella misma decía.

Además de su poesía, este libro nos ofrece luz sobre su vida, un ventanal luminoso por donde transitan sus amores verdaderos, dos mujeres, también sus vicios, el alcohol y el tabaco. No debe sorprendernos nada de lo que puede leerse sobre su vida, fue un ser excepcional y como tal no pudo transitar los tonos medios de la vida, anduvo bordeando los límites, recorriendo acantilados. Unas veces voló, así fue en el amor, otras veces cayó, frágil, en picado, como ocurrió con sus vicios mundanos.

Gracias a este libro, recobramos sus versos y nos inmiscuimos, por primera vez, en su vida personal, de una manera honesta, sin ambages, no solo a través de sus palabras o las de Jorge de Cascante, también a través de innumerables fotos.

Nos quedan sus palabras y a algunos, ya más talluditos, nos queda toda una infancia cantando a voz en grito “un globo, dos globos, tres globos…”


Enlace del libro aquí 


miércoles, 10 de mayo de 2017

Los desposeídos

LOS DESPOSEÍDOS, de Szilárd Borbély
Por María Díaz (prof. de Lengua Cast. y Literatura)

En esta novela, un niño de 10 años desgrana recuerdos de su vida en un pueblo húngaro cerca de la frontera con Rumanía y Ucrania. Nos sitúa en la década de los 60 hasta 1973, fecha en que se muda de casa con su familia. El fresco que compone de su tiempo trasciende lo puramente histórico. Las alusiones a la Hungría del periodo de entreguerras y posteriores se justifican por ser el telón de fondo que el niño necesita para retratar a los personajes de su entorno (judíos, kuláks, exiliados, etc.), en un intento conmovedor de explicarse el mundo que le ha tocado vivir.  

El acierto de la novela reside, a mi juicio, en el punto de vista narrativo infantil y en el tremendismo de sus relatos en tiempo presente. Con estos ingredientes, el autor consigue conmover y estomagar al mismo tiempo: el niño ha madurado demasiado pronto a fuerza de miseria, crueldad y exclusión social; ha comprendido antes de tiempo que la vida no es nada fácil para los desposeídos y que la filiación política, étnica y religiosa determina el lugar que cada uno ocupa en el mundo. Enternece que todavía conserve, limpia de resentimiento y odio, la mirada.

La vida dentro y fuera de su casa es muy dura y deshumanizada. No son buenos tiempos para la lírica y lo urgente para él es evadirse como sea. Cuando el maltrato animal se incluye en los pasatiempos infantiles, cuando todo el mundo escupe porque no se aguanta, cuando a los niños se les prohíbe hasta soñar metiéndoles un gato muerto bajo la almohada, cuando se hurga con delectación en los vientres putrefactos de animales muertos, cuando uno se imagina muerto demasiadas veces, etc., entonces es cuando el niño recurre a sus pensamientos para evadirse y a su manía de dividir números primos, con los que se identifica por ser diferentes y solitarios. Quizás pretenda también, sin saberlo, conjurar los separatismos de su país.  

Cuando se cierra la novela, se siente por estos desposeídos el mismo respeto que nos infundió el personaje de Pascual Duarte en la obra de C. J. Cela. Claro, que desde la tranquilidad y distancia de nuestros sillones, esto es fácil.   

miércoles, 26 de abril de 2017

Hombres desnudos


HOMBRES DESNUDOS, de Alicia Giménez Bartlett
Por Juan E. Escalona (prof. de Matemáticas)


Javier, un joven profesor de Literatura, contratado a tiempo parcial en un colegio religioso, sufre los efectos de la crisis al ser despedido de forma imprevista. Las consecuencias de este despido, tanto a nivel personal, como en la relación con su novia, le abocan a una crisis psicológica de la que intenta sobreponerse trabajando como stripper en un club de las afueras de Madrid. Por otro lado, Irene, empresaria ejemplar en la cincuentena, ve cómo su matrimonio modélico así como la empresa heredada de su protector padre, empiezan a hacer aguas, y frente a ambas realidades, decide romper con una vida de apariencias y moderación. El encuentro entre ambos personajes conlleva una relación que discurre por sendas nada comunes: en esta guerra de sexos, es precisamente el hombre joven,atractivo y stripper el que busca desesperadamente el cariño y el afecto mientras que ella solo quiere usar, pagar y tirar, sin sentir para nada la necesidad de un mayor compromiso o apego. Con dos secundarios de lujo (Iván, el amigo del protagonista, un macarra de manual y Genoveva, la pija renegada de la sociedad, que vive solo para sus frivolidades), esta trama nos absorbe por completo en su desarrollo para desembocar en un final, totalmente inesperado y que cierra la historia de manera realista y contundente.   

Y si el contenido del libro no es nada convencional, aún lo es menos su redacción: acostumbrados a leer novelas en primera persona, sean por uno o por varios personajes, la novedad aquí se plantea en que los distintos puntos de vista no están separados por capítulos sino que una misma situación o conversación es descrita por varios de los protagonistas a la vez, incluso en el mismo párrafo, obligándonos a estar muy pendientes en su lectura pero aportando una visión muy completa y compleja de una misma realidad vivida desde varios puntos de vista. La identificación con cada uno de los personajes  es así completa y podemos compartir con cada uno de ellos cómo sienten y viven el desarrollo de la acción, aportando cada uno no solo sus propios sentimientos, sino también su lenguaje y forma de expresarse característicos, lo que aportan una variedad de registros que hace disfrutar aún más de esta lectura. 

Ganadora del Premio Planeta del año pasado, es un libro que recomiendo encarecidamente porque atrapa fácilmente, se lee con ganas hasta el final y plantea cuestiones de plena actualidad desde un fondo y forma totalmente novedosos, algo de agradecer en un mundo editorial en el que la mayoría de lo que se publica suele ser tan poco original y muchas veces tenemos la sensación de haberlo leído ya antes. 


martes, 25 de abril de 2017

Patria

   


PATRIA,  de Fernando Aramburu 
Por Alberto Perales (prof. de Lengua Castellana y Literatura)


  
Una novela sobre el terrorismo de ETA que todos tendríamos que leer. Los mayores, que nos acostumbramos a vivir con las imágenes del terror- por entonces sin censura- en el telediario; los jóvenes para que entiendan un poco más de la historia de este país. Los vascos, porque difícilmente podrán evitar identificarse, por acción u omisión, con alguno de los personajes de la novela; el resto de españoles, que tantas preguntas nos hicimos cuando tratábamos de entender qué estaba pasando. Y, cómo no, las víctimas y los verdugos. Porque al fin y al cabo, Patria es la novela de la reconciliación y el perdón.





domingo, 23 de abril de 2017

La elegancia del erizo



L’ÉLÉGANCE DU HERISSON, de Muriel Barbery
Por M.Carmen Contreras Valle (profesora de Francés)


Las relaciones humanas rígidas y encorsetadas de varias familias de la burguesía parisina son el punto de partida de la historia, y los apartamentos de lujo donde cohabitan es el escenario en que se desenvuelve esta novela; mejor dicho, las zonas comunes: la portería, los pasillos, el ascensor… son esas zonas límites, esos pequeños espacios que tienen que compartir a pesar de ellos. Esas fronteras físicas delimitan también fronteras sociales y, sobre todo, fronteras mentales.

Como centro neurálgico, una portería habitada por un ser peculiar, una portera que cumple con creces todas las expectativas que su trabajo le impone; aspecto físico, comportamiento, gustos culinarios y aficiones. Sin embargo, esconde una personalidad bien distinta, y se nos revela como un ser humano de gustos estéticos exquisitos.
Una mujer que ha cultivado durante toda su vida inquietudes intelectuales interiores, siempre en secreto.

Esa vida secreta, escondida, es compartida por momentos con Manuela, la mujer de la limpieza de uno de los apartamentos. Un personaje dotado de una gran humanidad y al que parece no afectar la miseria que rodea su vida. Su dignidad queda patente a modo de pequeños pastelillos, creados con esmero, envueltos en papel de seda que comparte en la portería con Renée en esos momentos que podríamos llamar de té y filosofía cotidiana.

Es la casa de Renée, pues, un microcosmos secundario que ella se encarga de decorar de portería (gato incluido, televisor siempre encendido, olores a caldo…) para no ser descubierta. Es el único espacio en el que da rienda suelta a su personalidad. Dentro de allí todo es posible, su vida cobra el sentido y las dimensiones reales: se dota a sí misma de alas, es capaz de disfrutar en permanente estado de crecimiento personal.

En yuxtaposición con el personaje de Renée aparece, también en primera persona, una niña de doce años superdotada, Paloma. Ella también esconde a todos sus capacidades y se mimetiza no sin dificultades en su entorno de clase alta. Leer más



viernes, 17 de marzo de 2017

Overbooking en el paraíso


A las puertas de cualquier paraíso. Por Juan Jorganes


Josefina Aguilar arriesga la escritura y algo más en Overbooking en el parso (Ultramarina). Publica un largo poema con la voz de una primera persona que disecciona su cuerpo enfermo de emociones por la espera ante la puerta cerrada del paraíso. Tras esa puerta, un interlocutor único, a quien se ofrece el sacrificio de ese cuerpo que solo quiere sanar con su presencia, con la cercanía al menos, se identifica desde las primeras líneas como el padre.

Solo una aventurera de la palabra escribe una carta al padre sin sentimentalismos, sin mensajes apropiados para un libro de autoayuda o para una diapositiva que colgar en Facebook, sin llevarnos por esos lugares comunes en todas las guías de viajes interiores. Los seres humanos tenemos sentimientos en común, emociones universales, dichas y angustias compartidas, pero cada individuo las percibe y las atiende como únicas e irrepetibles. Esta paradoja resultante de contar lo universal como único y lo personal como universal se resuelve en las grandes obras literarias, las que permanecen, las que señalan nuevos caminos por los que transitar.

Con la palabra como único material, se nos ofrecerá una solución nueva para resolver esa vieja paradoja, bien mediante la estructura de la obra (cómo se nos presenta) o bien mediante el contenido (qué nos cuenta) o bien, exponiéndose peligrosamente porque evita cualquier seguridad conocida, con una estructura rupturista y un contenido metarico, alegórico, en arrebatada sucesión de imágenes. Esta última es la opción de Josefina Aguilar: un lenguaje propio, presentado en una cascada de treinta ginas, para un yo único.

El libro no está dividido en poemas ni sigue el formalismo del verso. Mantiene un ritmo a base de oraciones simples, oraciones con solo dos verbos o frases sin verbo. Rompe, así, con la estructura más frecuente de cualquier libro de poemas. Toda la fuerza de su contenido proviene de la singularidad del lenguaje, pues no se parece a ninguno. Ese es el compromiso de la autordesde el comienzo y lo mantendrá hasta el final. Evita con acierto los peligrode la acumulación  incoherente de metáforas vacías y de la alegoría caprichosa, o la repetición de una simbología manida.

Enfrentada a todos los riesgos de la creación literaria, la escritora arriesga también el yo que unifica la obra pues lo expone a la propia disección del cuerpo para que no se escondan en ninguno de sus rincones las emociones, un material siempre peligroso, con las que construye Overbooking en el parso. Un yo desnudo, sincero, expuesto hasta las entrañas ante ojos familiares o extraños o desconocidos, arropado, sin embargo, con la palabra sugerente, sin referencias aprendidas.

El lector agradece la sinceridad del desgarro emocional porque le lleva a sus propios desgarramientos, quizá desconocidos hasta esta lectura, quizá nunca convertidos en palabras. ¿Pero cómo se puede llegar a la comprensión de un lenguaje nuevo, de este lugar poético tan personal? Dejándose llevar por las palabras, escuchando la evocación de cada frase, inspirados por cada metáfora y las relaciones semánticas insinuantes, rendidos ante la fuerza y la viveza de las imágenes que impresionan el ánimo. El significado complejo de cuanto leemos en Overbooking en el parso se relaciona con el significado complejo de cuanto sentimos, de cuanto nos mantiene con vida a las puertade cualquier paraíso, aquí en la Tierra.